lunes, agosto 15, 2005

ENTREVISTA CON UN TESORO VIVO DEL PENSAMIENTO.

Confieso que se me había olvidado que todavía estaba vivo...Bourdieu partió y aún sobrevive Lévi-Strauss, chequeen esta entrevista que data de Mayo realizada por El Clarín.

Por Octavio Martín (Clarín)
ENTREVISTA EXCLUSIVA CON UN TESORO VIVO DEL PENSAMIENTO.


Como antropólogo contribuyó a la decisiva definición entre cultura y naturaleza. A los 97 años, evalúa las insondables transformaciones del mundo y el hombre.

Claude Lévi-Strauss (Bruselas, 1908) no sólo es la principal figura en el mundo de la etnología a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, sino también un extraordinario escritor y un filósofo de primera magnitud, padre de la escuela estructuralista. Hoy, Lévi-Strauss tiene 97 años. Privilegio de la edad, puede decir y hacer respetar su angustia ante las concentraciones humanas. Se presta de buen grado a la entrevista, un ejercicio en el que se muestra brillante y preciso, apenas un poco impaciente ante la necesidad de tener que precisar por enésima vez lo que, de ser lectores atentos de su obra, ya debiéramos haber comprendido hace mucho tiempo.

-Cuando usted estudiaba, el eurocentrismo impregnaba todos los discursos. Hoy el multiculturalismo y el mestizaje cultural son dominantes. ¿Qué impresión le produce esta evolución?

-Lo que llamamos pensamiento europeo, nuestra civilización, es el fruto del contacto entre los distintos pueblos y culturas del continente pero también de nuestros viajes. Europa siempre ha sido un continente mestizo, por emplear el mismo término. La gran diferencia que hemos visto en el siglo XX es la aceleración de la comunicación. Lo que antes necesitaba semanas o meses de barco ahora se recorre en unas pocas horas. El mestizaje, la fusión, necesita tiempo, madurar, pero la extraordinaria aceleración del siglo XX no deja tiempo para asimilar las influencias del otro.

-¿El famoso mestizaje es una ideología que encubre otra forma de colonialismo?

-Lo dice usted, pero no voy a desmentirlo. Su pregunta pone el dedo en una contradicción fundamental. No todo lo que se inscribe, por ejemplo, en el largo inventario del 'patrimonio de la humanidad' se hace por razones puras. La preocupación por los ingresos derivados del flujo turístico juega un gran papel en el comportamiento de los Estados.

-La perspectiva de dictar filosofía, cada año el mismo programa, le incitó hace 70 años a irse a San Pablo...

-De San Pablo se decía entonces que era una ciudad peligrosa porque podían darte cita en una esquina que no existía cuando tú llegabas, pero que ya estaba edificada cuando acudía la persona que te había citado. Era la posibilidad de ver crecer una ciudad ante mis ojos, de asistir en cuestión de pocos años, meses y semanas a ese proceso que en Europa había llevado años. En 1935 había una compañía inglesa de ferrocarril que estaba tendiendo una línea nueva en el estado de Paraná y creaba una ciudad nueva cada 25 o 30 kilómetros. La primera tenía entonces unos 2.000 habitantes y hace poco me invitaron a su cincuentenario y tiene un millón. La segunda ciudad tenía unos pocos centenares de habitantes, la tercera tres decenas y la que entonces era la última del trazado, un solo habitante, un francés aventurero.

-Su primer viaje al interior, su encuentro con los bororos, es el fruto de una expedición en tiempo de vacaciones.

-Sí. Se trataba de una sociedad cuya cultura material estaba intacta, en la que seguía existiendo un arte de la pluma extraordinario, una sociedad con una organización social compleja y rica.

-¿Cuándo sacó conclusiones de las expediciones?

-Lo que de verdad era o podía ser la etnología lo aprendí más tarde, a principios de la década de los cuarenta, en la Biblioteca Pública de Nueva York, después de haber escapado de la Francia de Petain. Ahí, leyendo, completé mi formación de etnólogo. Sin la ocupación alemana mi destino hubiera podido ser otro. Tras el armisticio, yo quería volver a Brasil pero no me dieron visado.

-Usted ha bromeado diciendo que había descubierto el estructuralismo antes de leer...

-Es mi madre la que contaba que me había dado cuenta yendo al boulanger (panadero) y al boucher (carnicero) que las primeras letras debían significar bou puesto que eran las mismas para las dos palabras. Más seriamente, el secreto del estructuralismo creo haberlo intuido mientras estaba en el frente, en la Línea Maginot, como oficial de enlace que esperaba servir de intérprete a las tropas británicas. Allí, mientras esperábamos una batalla que no comenzaba, pude observar con detalle cómo, detrás del aparente azar de la belleza ondeante de un campo lleno de flores, estaba una organización estricta de cada una de ellas. Luego, en Nueva York, el encuentro con Roman Jakobson fue definitivo. Me reveló que era estructuralista sin saberlo. Cuando se estudia una sociedad se comienza por inventariar las diferencias porque los puntos comunes, en un primer momento, pueden ser superficiales. Luego, a un nivel más profundo, aparecen lo que yo llamo invariables...

-El tabú del incesto...

-Sí, pero lo interesante es que esa obligación exogámica, de buscar pareja fuera del círculo familiar más estrecho, puede tener muchas formas distintas. En el Egipto antiguo se aceptaba el matrimonio entre primos; en otras civilizaciones, en caso de muerte de la esposa es obligado a casarse con la hermana; en otras, la regla establece otros grados de parentesco. En la naturaleza existen leyes que pueden ser universales y constantes, y si encontramos en la cultura reglas que puedan tener ese mismo carácter universal que las leyes, entonces podemos comprender mejor el paso de la naturaleza a la cultura. Ese es el interés del tabú del incesto.

-Alguna vez responsabilizó a la revuelta de mayo de 1968 de la pérdida de prestigio universitario del estructuralismo. Hubo muchas acusaciones contra esa corriente...

-Al estructuralismo se le reprochó ser antihumanista y eso es parcialmente cierto. Es imposible para un etnólogo no tomar en consideración la destrucción sistemática y monstruosa que los occidentales hemos hecho de las culturas distintas de la nuestra desde, como mínimo, 1492. No es posible separar o aislar esa condena de la destrucción de la que hoy son víctimas especies animales y vegetales, y todo eso en nombre de un humanismo que situó al hombre como rey y señor del mundo. La definición que el humanismo clásico hace del hombre es muy estrecha, lo presenta como un ser pensante en vez de tratarlo como un ser viviente y el resultado es que la frontera donde se acaba la humanidad está demasiado cerca del propio hombre.

-También se ha declarado más y más afín al escepticismo.

-El escepticismo llega con la edad. El espectáculo que ofrece la ciencia contemporánea invita a ello. Durante el siglo XX esa ciencia ha progresado mucho más que en todos los siglos anteriores, una aceleración enorme en la producción de conocimientos y, al mismo tiempo, ese progreso vertiginoso nos abre abismos insondables, cada descubrimiento nos plantea diez enigmas, de manera que el esfuerzo humano está abocado al fracaso. Pero está bien que sea así.

Nota: Copyright El País y Clarín. trevista a Calude Lévi-Strauss acá va..

11 S: el Hombre Araña, Saskia Sassen y las Torres Gemelas


Encontrado en La factoría Nª 19, Octubre-Diciembre de 2003


11S: el Hombre Araña, Saskia Sassen y las Torres Gemelas

Michael Cohen



Todos nosotros tenemos nuestras explicaciones sobre lo que ocurrió el 11S del 2001. Algunos están sorprendidos, otros hablan como si el ataque fuera inevitable, merecido, o que un conjunto de factores políticos, militares y terroristas se juntaron para provocar una importante declaración al mundo. Hace unos meses un observador apuntó que dentro de unos 5 o 10 años la sorpresa del 11S habrá desaparecido y se explicará como algo inevitable en el amplio contexto de los procesos históricos.

Creo que este suceso también creó un espacio intelectual y político para repensar algunos de los paradigmas sobre ciudades en el mundo. En momentos de un aparente cambio de platos tectónicos, de alguna manera resulta más fácil ver las cosas con claridad a pesar de que presente y el futuro parecen más complicados y oscuros.

En este artículo me gustaría abordar algunas cuestiones cuyas respuestas me interesan cuando intento comprender el significado de los acontecimientos del 11S en Nueva York y cómo éstos afectan al resto del mundo. Las preguntas en sí son un esfuerzo de dibujar algunas de las dimensiones de la "huella global" de Nueva York. Los medioambientistas utilizan la expresión "huella ecológica" para referirse al uso de recursos naturales por parte de ciudades y el impacto medioambiental de este patrón del uso de recursos. A la hora de formular estas preguntas quiero decir, que este no es otro de los esfuerzos de un norteamericano de demostrar lo grandes o lo ricos que son los EE.UU. Más bien me gustaría utilizar una cita de la película "El Hombre Araña" que dice que la "gran fuerza implica grandes responsabilidades". Y la parte de la responsabilidad hoy en día significa tener claro donde encajamos en el mundo.

Cuando hablo de la cuestión de "huella global", también me gustaría volver a algunas hipótesis que mi buena amiga Saskia Sassen, expuso en su libro "La ciudad global". En la segunda edición de este famoso libro, publicado el año pasado, ella misma reexamina su trabajo de principios de los años 80. Concretamente dice que "la ciudad global representa un espacio estratégico donde los procesos globales se materializan en teorías nacionales y las dinámicas locales pasan por los acuerdos institucionales de cada país. El modelo supera la sensación de suma cero sobre la economía global y la economía nacional como mutuamente exclusivas. El objetivo principal del modelo es concebir la globalización económica no sólo como flujos de capital, sino como el trabajo de coordinar, gestionar y ofrecer servicio a estos flujos y el trabajo de servicio a múltiples actividades de empresas y mercados que operan en más de un país".

Y continúa insistiendo en que la ciudad global es un lugar, no tan solo una red en un espacio de flujos, como por ejemplo teoriza Manuel Castells. Parte de esta ubicación es su función dentro de varias redes.

El ataque del 11S ofrece una oportunidad fascinante para reexaminar esta perspectiva teórica y para ver cómo se aguanta. Para hacerlo hace falta, pienso, visitar de nuevo Nueva York con unos lentes comparativos y globales. Esto me lleva a varias preguntas:

* ¿Cuán grande es la Gran Manzana? ¿Qué tipos de indicadores comparativos pueden sugerir su tamaño e importancia en la economía global?
* ¿Qué le pasó a Nueva York el 11S en cuanto a la economía y las finanzas?
* ¿Cómo se refleja esto en la economía global? O, dicho de otra manera, ¿es Nueva York realmente una ciudad global en términos de Saskia Sassen?
* ¿Cuáles son algunas de las implicaciones políticas y sociales de la posición de Nueva York, mientras observamos los esfuerzos de la ciudad para la reconstrucción? ¿Cuáles son las señales que emite el proceso de la reconstrucción al mundo global? Aquí volveré al Hombre Araña.



¿Cuán grande es la Gran Manzana?

En un Informe del año 2001, State of the World´s Cities, realizado por Habitat, NN.UU., la ciudad de Nueva York es la quinta área metropolitana más grande del mundo, que en el año 2010 retrocederá hasta el séptimo lugar con 17,2 millones de habitantes. El área metropolitana de Nueva York tiene hoy en día casi la mitad de la población de España, Portugal y Suiza juntos, o toda Noruega. Su tamaño es el doble de París, o como París y Londres juntos. Aunque más pequeña que Tokio, con sus 25 millones de habitantes, su influencia, crecimiento continuo y su rol económico y cultural la hacen más importante que Tokio a escala global.

En términos económicos, la Gran Manzana aporta un 4,5% del rendimiento de los EE.UU. Los 365 millardos de US$ que producen sus 5 distritos representa una pequeña parte de un total de más de 10 billones de US$ que produce la economía de los EE.UU. Pero a pesar del hecho de que Nueva York ha ido detrás del resto de los EE.UU. en cuanto al crecimiento económico durante los años 1990, la ciudad produce 1 millardo de US$ al día y el 75% del Producto de la ciudad se genera en Manhattan. El ingreso per capita ha subido un 77% en términos reales del 1980 al 1996. El producto interior bruto de Nueva York es mayor que los ingresos de 191 países, incluyendo países como Rusia, Bélgica, Holanda, Suiza o Suecia. Su producto es más grande que Argentina, tres veces superior al de Portugal, o países ricos en petróleo como Noruega o Arabia Saudita. El producto interior bruto de NYC es un 20% superior al de más de 40 países africanos juntos. Hoy en día NY cuenta con un 62% del PIB de España.

¿Qué significa esto en términos absolutos y relativos? Vivimos en unos tiempos en los que los intensos debates políticos se centran en unos cuantos porcentajes en los déficits fiscales en Francia o Alemania o en las equivocadas soluciones del FMI para Argentina o Indonesia en los países en desarrollo. Creo que es importante conocer el tamaño absoluto o relativo de los implicados. La economía de Nueva York es superior a la de 191 países. La ciudad, con una población de 17 millones, ocupa el 49º lugar entre los países demográficamente más densos y el 13º lugar entre los países económicamente más desarrollados.



La importancia de Nueva York en la economía global

Algunos pueden considerar aburrido hablar sobre Nueva York ante esta tabla de estadísticas y pensar "¿y qué?". En un momento histórico en el que sopesamos las cualidades del cambio global -¿es justo?, ¿es bueno?, ¿nos hace a todos iguales?, ¿o muestran nuestras diferencias?- pienso que es necesario también tener en cuenta el "impacto cualitativo de las cantidades". En realidad, la mayor parte de los debates sobre la globalización, e incluso muchas de las interpretaciones del 11S hablan sobre diferencias relativas y no solamente sobre diferencias absolutas. Aquí os he facilitado unos cuantos indicadores comparativos, que pueden ayudar a ver lo que es Nueva York como fenómeno urbano en el mundo global. Quiero hablar sobre demografía, finanzas, educación e investigación y comercio, pues todos ellos indican formas y grados de conectividad y dependencia entre Nueva York y el resto del mundo.

Que quede claro que mi objetivo no es demostrar la riqueza de Nueva York. Aunque Nueva York es rica en su conjunto, la distribución de los ingresos es mucho peor que en Barcelona. Y de la misma forma su calidad de vida, mientras que es extraordinaria para algunos residentes privilegiados de Manhattan, en su promedio no se puede comparar con la calidad de vida habitual de muchas de las ciudades europeas.

Una de las dimensiones más sorprendentes de la conectividad es el cambio demográfico de Nueva York. Se ha calculado que hasta el año 2000 un 35% de la población de Nueva York sería inmigrante. El promedio de la entrada de emigrantes es un tercio superior a la de los años 70 y 80. El censo del año 2000 mostró que la comunidad hispana de Nueva York es la que más crece y ya alcanza un 30% de toda la población de los cinco distritos. En la Gran Manzana más de 2 millones de personas hablan español.

Otra dimensión importante es el tamaño de los mercados financieros de Nueva York. En 1999 el valor de la Bolsa de Nueva York era de 11,4 billones de US$. Su contrapartida, el NASDAQ (sistema de cotización automatizado de la Asociación Nacional de Comercializadores de Valores), ascendía a 5,2 billones de US$, cuando en Tokio ascendía a 4,5 billones y en Londres a 3,0 billones .

La tercera dimensión es la fuerza de la educación e investigación. Nueva York cuenta con 100 universidades y escuelas superiores con casi 500.000 estudiantes matriculados. Estas instituciones representan el mayor c?entro de investigación científica y tecnológica global, especialmente en el campo de la biomedicina. El presupuesto de la Universidad de Nueva York es de 3 millardos de US$ y es superior al presupuesto del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires antes de la reciente crisis. Nueva York cuenta con unos 30.000 estudiantes extranjeros en sus universidades.

La cuarta dimensión es el comercio. Desde el punto de vista histórico es obvio que el nivel de crecimiento de la economía metropolitana de Nueva York es paralelo a los cambios en el crecimiento económico mundial. Por ejemplo, en 1999 la valoración de la economía metropolitana mostró claramente que los cambios metropolitanos demuestran el nivel de crecimiento en Europa, Asia y América Latina. En efecto, durante los años 90 la parte del producto bruto de la ciudad que corresponde a los más importantes sectores de la exportación aumentó considerablemente. En el año 2000 el valor del comercio regional de Nueva York superó los 185 millardos de US$ (sin incluir el valor del oro). Ello equivale a aproximadamente el 150% del total de las exportaciones de España durante este año. Los planificadores de las infraestructuras de transporte calibran con cuidado sus presupuestos en relación al crecimiento económico mundial y la importancia del comercio global. En el 2000 cerca de 95 millones de usuarios utilizaron los tres aeropuertos de la región de Nueva York, un 30% de los cuales eran viajeros internacionales.



¿Qué le pasó a Nueva York el 11S?

El ataque del 11S ocurrió cuando la economía de los EE.UU. ya había caído en la recesión. La economía empezó a frenarse en el segundo trimestre del 2001 con la subida del desempleo y la ralentización de los sectores tecnológico y financiero. Tres semanas después del 11S la Oficina del Interventor del Ayuntamiento dio a conocer un informe que estimaba que las pérdidas económicas de Nueva York oscilan entre 90 y 105 millardos de US$. (Esto equivale a borrar del mapa a Portugal u Holanda durante un año). La principal pérdida que sufrió la ciudad en cuanto a edificios e infraestructura asciende a unos 45 millardos de US$, mientras que la pérdida económica en el 2002 y el 2003 será de entre 45 y 60 millardos de US$. En los meses siguientes el número de desempleados estimado inicialmente resultó ser correcto. Unos 115.000 puestos de trabajo se perdieron en los meses posteriores al ataque.

Mientras este informe constataba que los economistas no son muy buenos a la hora de prever el impacto de grandes e inesperados cambios se hizo un enorme esfuerzo para evaluar la importancia de lo ocurrido. Por ejemplo, el informe preveía que la superficie de oficinas perdida o dañada en la parte baja de Manhattan era de unos 30 millones de pies2 ó un 36% del total en el centro de la ciudad. Esta área ocupa el tercer lugar en cuanto a la concentración de las oficinas en los EE.UU. después del mid-town Manhattan y Chicago. Este informe estimaba que las pérdidas estarían sobre los 34 millardos de US$ - el producto interior bruto de Marruecos o el 11% del producto interior bruto de todo África. Mientras que este informe concluía que únicamente un 3% de todo el espacio de oficinas se ha visto afectado, este número no reflejaba las pérdidas en cuanto a ubicación y calidad. Las reparaciones supondrían reponer 33 millas de cable telefónico, estaciones y muchos otros elementos de infraestructura.

Este informe también calculaba la pérdida de capital humano, en vidas perdidas a través de sueldos perdidos, que ascienden a 11 millardos de US$. (El sueldo promedio de todos los trabajadores de Manhattan es de aprox. 70.000 US$ al año.)

Aplicando el informe las probables pérdidas para la economía de Nueva York, que produce alrededor de un millardo de US$ al día, el conjunto de las pérdidas previstas de capital y futuras de 90-105 millardos de US$, es por sí solo mayor que en las economías de muchos países. Estos impactos por supuesto que tenían que ver con otros impactos en los EE.UU., por ejemplo, 118.000 despidos de los empleados de las compañías aéreas las 2 semanas posteriores al 11S y los 10 millardos de pérdidas de las líneas aéreas durante la semana posterior al 11S. Estas pérdidas se produjeron durante las primeras 5 semanas, en primer lugar en las empresas de Wall Street, el sector turismo (hoteles, restaurantes, compañías aéreas, transporte en automóvil en Nueva York), ocio, especialmente en Broadway y pequeño comercio. Los restaurantes perdieron el 80% de sus ingresos diarios, que suelen ser de unos 20 millones de US$ al día, lo cual es un indicador del ambiente general de la tendencia a quedarse en casa.



¿Cómo se refleja en la economía global?

Los hechos de las pérdidas en el WTC demuestran por sí mismos que este lugar era el centro de muchas transacciones internacionales. Entre las víctimas se incluyen gente de muchos países. Las compañías que tenían negocios en las Torres incluían muchos negocios internacionales, como el Fuji Bank, Euro Broklers, Cantor Fitzgerald, American Bureau of Shipping y muchos más. Toda la parte baja de Manhattan, incluyendo Wall Street y la Bolsa de Nueva York, es uno de los mayores lugares de las diarias transacciones financieras globales. Las pérdidas inmediatas en los mercados globales en los días y semanas siguientes reflejaron la dependencia de otras bolsas y mercados al de Nueva York.

Es importante recordar que durante los años 90 aproximadamente la mitad de los hogares en los EE.UU. invertía en los mercados financieros de EE.UU. Tan sólo de 1994 a 1997 se ingresaron más de 12,5 billones de US$. Cuando el valor de sus inversiones empezó a bajar, los americanos inmediatamente notaron esta conexión con los mercados internacionales. Mientras esto no resulta sorprendente a nivel de los mercados financieros, es la confirmación de la posición de Nueva York como parte de esta red global financiera y, en efecto, de su función central como centro de comercio y gestión estratégica de los flujos financieros. La fuerte reacción global confirma el concepto de Saskia Sassen de Nueva York como una ciudad global. De alguna manera, la reacción del mundo al ver cómo temblaba Nueva York fue la de temblar él también.

Con el fin de sobrevivir y minimizar las pérdidas, algunas de las grandes empresas ubicadas cerca de las Torres Gemelas -Merrill Lynch, American Express y Lehman Brothers, por nombrar unas cuantas- trasladaron parte de sus operaciones fuera de la parte baja de Manhattan a New Jersey, Westchester ó Connecticut. De hecho, el "New York Times" informó que American Express había empezado a trasladar a sus empleados a las nuevas ubicaciones el 17 de septiembre, a tan sólo 6 días del desastre.

La importancia de estos traslados no se debería minimizar. Durante los años 90 la predominancia de Wall Street y del sector financiero en la economía de Nueva York aumentó substancialmente. Aunque en los años 90 Wall Street contaba con un 5% de los empleados de toda la ciudad generó casi la mitad (45%) del crecimiento económico directo, medido por el crecimiento de las ganancias reales durante este período. Este beneficio es más que 3 veces superior al beneficio que le sigue. De 1995 a 1997, los beneficios totales de Wall Street crecieron un 50%, de 50 millardos de US$ a 75 millardos de US$. El empleo en toda la ciudad creció en estos 2 años en 80.000 puestos de trabajo, de los cuales 55.000 de éstos correspondían a Wall Street.

Muchos de estos puestos de trabajo desaparecieron con la explosión de la burbuja tecnológica en Wall Street en el 2000 y el 2001 y durante el inicio de la recesión en el 2001. Ambos factores difícilmente son de aplicación interna; forman parte también de la economía global y de sus tendencias. Si bien no se iniciaron fuera de los EE.UU., seguramente se reforzaron en Japón y Europa.

Las pérdidas provocadas por el 11S no se deberían contemplar únicamente en el sector financiero. La pérdida de 115.000 puestos de trabajo representó al mismo tiempo la mayor crisis de la economía de Nueva York. Además este hecho hay que enmarcarlo en el contexto de otras tendencias más preocupantes anteriores al 11S. Como es el caso de que en la mayoría de las ciudades de todo el mundo, los beneficios de inversiones de capital y de sectores como el tecnológico han contribuido a una peor distribución de los ingresos. Si Nueva York es una ciudad global en los términos de Saskia Sassen, teniendo mayores papeles que desempeñar dentro de la red global, también es una ciudad global a la hora de repartir según los patrones de polarización.

Un informe del 2000 de The City Project, una ONG que publica cada año una "Agenda Alterbudget" llegó a las siguientes conclusiones sobre Nueva York en los años noventa:

* La clase media disminuyó.
* El número de las familias trabajadoras pobres aumentó.
* Los ingresos de los trabajadores de sueldos bajos estancaron el país.
* A lo largo de toda la década los ingresos reales de las familias pobres descendieron.
* El estado de Nueva York cuenta con el mayor abismo entre los ricos y los pobres en los EE.UU.
* La desigualdad en las ganancias creció de manera más rápida en la región metropolitana que a escala de la nación.
* La tasa de pobreza de la ciudad de Nueva York seguía siendo alta (25%), especialmente entre los niños (38%).
* La tasa de desempleo de la ciudad es muy alta entre la comunidad negra (12,7%) y la hispana (10,1%).
* Más de cuatro de cada 10 familias tienen ganancias cero o incluso están en negativo.

Todo ello nos hace ver que realmente hasta el 11S "era la mejor época, era la peor de las épocas". Sólo dependía de quién eras tú entonces.



Reconstrucción y polarización

Intentaré responder a esta cuestión volviendo al libro de Saskia Sassen. En su segunda edición reitera su hipótesis de que "el creciente número de profesionales de alto nivel y empresas de servicios especializadas de un nivel alto de ganancias tiene el efecto de subir el nivel de desigualdad espacial y socioeconómica evidente en estas ciudades "

Este es sin duda alguna el caso de Nueva York. Los patrones del empleo y los sueldos dentro de los sectores financiero y tecnológico parecen tener un gran impacto en la distribución de la inversión industrial y, por lo tanto, en el empleo. Los trabajadores que no cumplen con las cualificaciones requeridas para los sectores de sueldos altos, normalmente se ven obligados a buscar trabajo menos remunerado y acaban en los sectores de servicios de sueldos bajos. Estos trabajadores y sus familias se vuelven vulnerables a una serie de circunstancias socioeconómicas, que se dan con sueldos bajos en una sociedad que deliberadamente hizo trizas durante los años noventa su red de seguridad -el bienestar social- durante la administración demócrata de Bill Clinton. Este patrón fue evidente en Nueva York, donde una quinta parte de la distribución de los ingresos aumentó un 10% de los ingresos totales, mientras que las otras quintas partes vieron reducidos sus beneficios.

Esto también se refleja en los patrones residenciales y en el hecho de que la riqueza se concentra en Manhattan y supera de lejos al resto de la ciudad. Un escritor americano dijo que el "camino más largo va de Brooklyn a Nueva York". Todos los que han ido de Manhattan a Brooklyn saben que no se refiere tan sólo al tráfico en el Brooklyn Bridge.

La vulnerabilidad de la parte más baja de la escala de ingresos de Nueva York se vio agravada por la vulnerabilidad de la parte más alta de esta escala, primero por la global inseguridad económica y recesión antes del 11S y en segundo lugar por el desastre humano y económico de la ciudad aquel día. Las Torres Gemelas se convirtieron en las Vulnerabilidades Gemelas. Los ciudadanos de Nueva York se unieron al resto del mundo, no como todopoderosos, como al principio de "La hoguera de las vanidades" de Tom Wolfe, sino después de haber bajado la rampa hacia la ciudad de la oscuridad, "slums", violencia y esperanzas no cumplidas. Y es que ser más grande que Portugal u Holanda no necesariamente implica ser más seguro o estar mejor protegido frente a cualquier vulnerabilidad en el contexto de la inseguridad global.

Un análisis riguroso realizado por Saskia Sassen en los años 80, junto con la dramática evidencia empírica de las conexiones globales y la vulnerabilidad, nos hace pensar que necesitamos al Hombre Araña.

Primero de todo necesitamos al Hombre Araña para ascender estas peligrosas y altas cimas de privilegios y vulnerabilidad con el fin de rescatar y bajar a los inocentes a tierra firme, donde estarán a salvo, mientras advertimos a los complacientes de los peligros de la concentración de la riqueza y el consumo desaforado. Los que se resistieron a darse cuenta de su propia vulnerabilidad en las Torres Gemelas el 11S desaparecieron tristemente. Quizá el Hombre Araña pueda sugerir un descenso más ordenado con los ascensores antes de que la vulnerabilidad sea demasiado extrema.

En segundo lugar necesitamos al Hombre Araña para proteger a los débiles y a los vulnerables a la vista de las imparables consecuencias de los cambios en las finanzas y poder globales. El Hombre Araña podría haber sido de ayuda a la hora de proteger a Argentina de la crisis del tequila, durante la crisis asiática, la crisis de la samba y la crisis del vodka. Al ver claramente los desequilibrios en el poder, seguramente existen más personas aparte de aquéllas en las cuevas de Afganistán que pueden pensar en soluciones. Más que nunca tenemos que aprender unos de los otros para identificar los elementos de la visión inspiradora, una estrategia razonable y la puesta en práctica de soluciones a nuestros problemas comunes. Cuando no disponemos de respuestas hay que tener humildad para aceptar nuestra ignorancia y la voluntad de trabajar juntos para buscar respuestas.

El proceso de la reconstrucción de Nueva York, tal como antes he dicho, ofrece muchas oportunidades: identificar necesidades, prioridades y construir coaliciones políticas es esencial para el apoyo político a la hora de tomar decisiones estratégicas. Los newyorkinos, que disponen de un gran poder, necesitan descubrir dónde se encuentran y a dónde quieren ir. Ahora se ha identificado el camino a las Vulnerabilidades Gemelas y se ha notado su impacto personal. Pero otras rutas son también posibles si los newyorkinos desean procesos que realmente ayuden a encontrar alternativas. Hacen falta dos cosas: una mente abierta y un sentido renovado por el interés público. Ninguno de los dos se dan por supuestos, pues la política americana, y sobre todo la política americana que se desempeña según las reglas de Nueva York, en muy pocas ocasiones ha estado enfocada en los intereses públicos. En los EE.UU. prevalece el interés privado, véase el caso Enron, con raras excepciones de un genuino interés público.

La definición del interés público -en este caso intereses de públicos diversos y también sus intereses en común- supone un desafío para la responsabilidad de los expertos en temas urbanos. En el pasado éstos frecuentemente contribuyeron a políticas y estrategias, que a menudo aumentaron la vulnerabilidad urbana en lugar de reducirla.

En su conferencia sobre Argentina, que impartió este mes de abril en la New School de Nueva York, Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía, observó que la política económica se debería basar en evidencia, teoría y el reconocimiento de los límites de nuestro conocimiento. Así, según él, seríamos más conscientes de los riesgos asociados a tantas de las políticas económicas que inevitablemente debemos aceptar en este mundo imperfecto.

El 11S mostró a Nueva York que no era ni el "Dueño del Universo" ni el "Dueño de su propio Destino". Sólo cuando aceptemos nuestros propios límites y los límites de nuestra comprensión dispondremos de la humildad para escuchar y aprender y tal vez entonces no tendremos que contar con el Hombre Araña.

Michael Cohen.
Director del Graduate Program in International Affairs en la New School University de Nueva York.


Conferencia pronunciada el 25 de junio de 2002 en Barcelona dentro del ciclo, dirigido por Jordi Borja, "Nueva York: el futuro de Manhattan".